En esta estapa, la calidad de la alimentación es determinante para el bienestar de la madre y el bebe. Es importante cubrir los requerimiento nutricionales de ambos. No se trata de comer por dos, es importante elegir cuidadosamente los alimentos que integran la dieta diaria.
Estas sencillas recomendaciones te serán útiles:
• Lácteos, opta por la leche, yogurt y queso descremados.
• Cereales, prefiere panes, arroces y harinas integrales. Sigue las recomendaciones de tu nutriólogo y ginecólogo en cuanto a las porciones y los tiempos de comida.
• Verdura cruda, come por lo menos una ensalada cruda al día, aderézala con limón y una cucharadita de aceite de oliva. Incluye verduras cocidas y crudas en cada tiempo de comida, varía la presentación para evitar la monotonía.
• Come fruta fresca, evita las frutas en almíbar, es mucha azúcar que no necesitas.
• Evita los aderezos grasosos de botella. Prepara tus propias vinagretas a base de limón, naranja y vinagres.
• Evita los embutidos y los cortes grasos de carne, cuando los preparas procura hacerlo a la plancha o a la parrilla, evita las frituras, capeados y empanizados. Prefiere el pollo y el pescado.
• No pases hambre, se recomienda hacer entre 5 y 6 comidas diarias, es la mejor manera de evitar los atracones y el “picoteo” entre comidas.
• Elimina por completo el alcohol y el cigarro, son peligrosos para el desarrollo de tu pequeño.
• Toma mínimamente 2 litros de agua simple al día. Es fundamental para el buen estado de la piel, la circulación y combatir la deshidratación y el estreñimiento.
Por último, practica alguna actividad física, el estar embarazada generalmente es una condición gozosa, no un impedimento que cause incapacidad, sube escaleras, camina, realiza estiramientos, acude a clases diseñadas especialmente para embarazadas, te hará bien convivir y compartir.
¡Cuídate, genera bienestar para tí y los tuyos!
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