MEDITA Y RESPIRA

Las últimas investigaciones realizadas en la Universidad de Carolina del Norte (EUA) revelan que la meditación mejora el estado de ánimo, la fluidez verbal, la memoria y la rapidez de aprendizaje. Los test que se hicieron a los voluntarios tras meditar 20 minutos demostraron que procesaban información hasta diez veces más deprisa que el resto.

Parece asombroso, pero no lo es, nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan de la calma y del silencio para alcanzar un mayor estado de bienestar, los efectos comenzarán a sentirse a los pocos días de práctica si eres constante y disciplinad@.

Para meditar no tienes que ser una monja enclaustrada o un monje en retiro, basta con que te des el tiempo, tu creas el tiempo para lo que consideras necesario y útil en tu vida. El tiempo no se creará para ti.

Esta es una sencilla meditación, que te permitirá estar en contacto contigo, poner la mente y el corazón tranquilos y simplemente agradecer. Como en todo, es importante la constancia, los resultados no llegan como por arte de magia ni es como una receta donde a partir de una determinada hora surja lo inesperado.

Es importante que te apartes de los resultados y disfrutes del proceso, ser saludable es todo un proceso, es un estilo de vida que jamás termina porque a diario aprendemos algo nuevo y nos conocemos más.

Todos los días intenta sentarte cómodamente, con la espalda recta, a una hora determinada.

Puedes encender un incienso y prepararte tu té favorito para disfrutarlo al finalizar la práctica.

Ponte ropa cómoda.

Respira pausada y profundamente por la nariz, sólo concéntrale en respirar.

Cierra suavemente los párpados.

Junta las manos a la altura del corazón, con los dedos pulgares pegados al pecho.

Mentalmente agradece el simple hecho de estar vivo, de respirar, de tener una familia, de tener capacidades y habilidades listas para ser potenciadas.

Agradece todo lo que deseas agradecer, no escatimes.

No quites la atención de tu respiración.

Repite mentalmente "GRACIAS", no importa si eres creyente o no, agradece a Dios, al universo, a una fuerza creadora, a tus padres, a tu esfuerzo, a los seres que te rodean, a todo lo que ha contribuido a que hoy seas lo que eres.

Sigue concentrado en tu respiración, en como entra y sale el aire de tu cuerpo, siente como fluye la energía sin mayor complicación.

No analices, sólo respira y disfruta de tener la mente el corazón en blanco, brillantes, como el agua más pura y cristalina.

Incrementa poco a poco el tiempo de tu práctica, disfruta del proceso, se flexible y exigente.

Al finalizar abre poco a poco los ojos y siente como entra la luz por ellos.

Levántate despacio, poco a poco.

Bebe agua o té tibio, pues seguramente tu cuerpo estará templado, no rompas de golpe con ese estado.

Sonríe, ahora te es mucho más fácil mostrar una sonrisa sincera porque eres consciente de lo mucho que puedes agradecer.

Pasamos la mayor parte de la vida centrados en "lo malo" y no disfrutamos de "lo bueno" que nos rodea.

¡Agradecer es el mejor método para cultivar la sonrisa!