La automedicación es el consumo de medicamentos sin la intervención de los profesionales de la salud.
Cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señalan que 44% de las personas que cuentan con un seguro social se automedican regularmente, y la proporción se incrementa a 56% entre quienes no cuentan con esos servicios. De quienes se automedican, se calcula que alrededor del 70% suele ser víctima de reacciones no deseadas.
La automedicación es un mal hábito frecuente que practicamos al ir directamente a la farmacia, sin consultar al profesional y adquirir algún medicamento por recomendación de un amigo, pariente o el dependiente de la farmacia; éste es un acto poco consciente que puede tener graves consecuencias.
Cada persona tiene determinadas características y síntomas que debe decir al especialista para que éste realice un buen diagnóstico y prescriba el tratamiento idoneo; además, cada paciente tiene un historial médico diferente que es analizado por el profesional de la salud.
La automedicación puede traer más malestares a la ya complicada situación del paciente como: alergias, dolor de cabeza, somnolencia, nauseas, diarrea, urticaria, resistencia al medicamento e incluso la muerte.
Automedicarse “sustancias naturales” y hierbas (aún cuando creamos que es algo 100% natural) es igualmente peligroso, sobre todo porque no sabemos la procedencia de lo que ingerimos ni la dosis correcta.
¿Te automedicas?
¿Recurres al especialista cuando lo requieres?
¡Cuídate!