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29 jun 2012

LOS HIJOS, ESPEJO DE LOS PADRES




Los seres humanos tenemos una influencia positiva o negativa en aquellos con quienes convivimos, sobre todo en nuestros hijos, para quienes solemos ser figuras significativas por excelencia.

El efecto Pigmalión es: cuando nos relacionamos con una persona, le comunicamos las esperanzas que abrigamos acerca de ella, las cuales pueden convertirse en realidad; las expectativas que una persona concibe sobre el comportamiento de otra pueden convertirse en una "profecía de cumplimiento inducido". 

Los padres son para sus hijos espejos psicológicos a partir de los cuales ellos van construyendo su propia imagen. Desde que nace, el hijo se mira en sus padres y va aprendiendo lo que vale por lo que siente que ellos le valoran.

Si tú, padre o madre, crees de verdad que tu hijo es "más torpe que los demás" y que "no tiene iniciativa", le comunicarás, aún sin pretenderlo estas expectativas negativas a través de tus gestos y de tus palabras. No te extrañe, pues, que tu hijo acabe comportándose torpe y con falta de iniciativa. 

Por el contrario, si eres una persona que confía en su hijo y estás convencido de que puede crecer y mejorar, tu "espejo" le infundirá confianza y seguridad en sí mismo, y tu hijo asimilará positivamente tu mensaje: "Puedes hacerlo si lo intentas seriamente. Verás cómo lo consigues". 

Así, tu hijo aprenderá a confiar en sus propios recursos y en sí mismo.

Consejos para  fortalecer la autoestima de tus hijos:
·        
      Cree en ellos, aliéntalos al empezar alguna actividad que desean realizar
·         Reconoce sus logros.
·         Corrige cuando sea necesario, sin poner calificativos
·         Ten muestras de afecto físico como: abrazos, besos, apretón de manos o palmadas.

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