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2 mar 2012

EMOCIONES PROPIAS DEL JUEGO Y SU VALOR





El juego además de ser una activad divertida y de entretenimiento para nuestros hijos, también es una actividad esencial y positiva para ellos, porque contribuye al desarrollo intelectual, físico y emocional del niño. El niño puede pasar horas jugando, a través del juego asume roles, enfatiza la importancia de valores, mejora su lenguaje, establece vínculos con otros de su edad, analiza y resuelve conflictos.


Mediante el juego se logran desarrollar habilidades y destrezas que nuestros hijos podrán aplicar posteriormente en su vida, el juego es la forma en que los niños aprenden a descubrir, interpretar y entender el mundo que les rodea y la forma en como ellos interactúan con él.


El juego vale porque:

Moviliza al cuerpo, a la mente, a las creencias y a los conocimientos que se poseen.
Fortalece la libertad porque cada jugador es libre de entrar y salir del juego cuando el lo decida.
Fortalece la concentración, el jugador pone todos sus sentidos y creencias en el juego.
Genera al autocontrol, se respetan reglas que permiten la convivencia y armonía en el desarrollo del juego.
Incentiva la imaginación, la creatividad y la fantasía.
Fortalece la toma de decisiones, desafíos, riesgos y la auto confianza para vencer obstáculos poniendo a prueba las capacidades.
Permite el descubrimiento del propio potencial.
Fomenta el ensayo de nuevas conductas y actitudes en la simulación, brinda la oportunidad de ser, conocer, comprender, elaborar recrear y construir una realidad ajena a la propia.
Permite la asimilación e incorporación de conocimientos y vivencias a la vida propia.
Favorece no repetir conductas destructivas porque se conoce su repercusión en el juego.
Promueve probar lo nuevo, asumir nuevas conductas para experimentar diferentes resultados.




De acuerdo con Adriana Gioni, psicopedagoga y psicóloga clínica, especialista en niños y adolescentes, a la hora de practicar un juego de mesa “lo más importante es que el niño comprenda las reglas y que pueda disfrutarlo”, a partir de destrezas como: competir, ganar, esperar turno, experimentar placer al escalar determinadas posiciones en el juego y poder interactuar en grupo.

El juego es capaz de despertar en los participantes las siguientes emociones:

  • IRA: Furia, resentimiento, fastidio, violencia, odio.
  • TRISTEZA: congoja, melancolía, desesperación, depresión.
  • TEMOR: ansiedad, nerviosismo, incertidumbre, miedo, pánico.
  • PLACER: felicidad, alegría, diversión, euforia.
  • AMOR: aceptación, simpatía, confianza.
  • SORPRESA: conmoción, asombro, desconcierto.
  • DISGUSTO: desprecio, menosprecio, repulsión.
  • VERGÜENZA: culpabilidad, remordimiento, humillación.

¿INCENTIVAS EL JUEGO EN LA VIDA DE TUS HIJOS?

¿POR QUE ES VALIOSO EL JUEGO EN TU VIDA?

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